Tuvimos la satisfacción de conocerle hace unos años por mediación de nuestras hijas María y Patricia, compañeras y amigas del club natación Castalia. Era un enamorado del fútbol, muy ligado a las escuelas y categorías inferiores del club deportivo Castellón (ver foto con un minuto de silencio en su honor) y se dejaba ver muy poco en las competiciones porque como él mismo reconocía la natación y sus calores no le apasionaban aunque si que se le podía divisar por las piscinas a la hora de llevar y recoger de los entrenes a su hijos. Podríamos decir que era un buen tipo, un buen chaval y hacia nuestra persona siempre tenía un saludo, un comentario, una sonrisa cuando coincidíamos, pero con 44 años, esposa, dos hijos y toda una vida por delante, Dios le tenía deparado otro camino y tras un fatal accidente laboral nos decía adiós. Han pasado los días y no acabamos de creérnoslo, maldita sea.
A su esposa Gloria tan solo nos queda darle ánimos para que supere este trance cuanto antes ya que tiene dos hijos que sacar adelante y deseamos de todo corazón, tenga la suerte que a su marido por desgracia le ha faltado.
Hasta siempre Cesar.
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